martes, 19 de enero de 2010

7NENAS-7EDADES - YO - 35 AÑOS

Cumpleaños Feliz. Todos están aquí. Menos que hace unos años, pero más de los que muchas personas tienen a mi edad. A cualquier edad. Hacer amigos fue siempre un instinto para mí. Un rasgo genético. Te deseamos a ti. Una sonrisa empieza a apoderarse de mi boca. Inevitable. Todos cantan desentonados, algo intoxicados, con los ojos fijos en el mismo ponqué de chocolate que mi mamá me regala cada primero de octubre. Incluso ahora, que lo celebro en mi casa y tengo con qué comprarlo. Cumpleaños Catica. Ella también canta, más fuerte que todos, junto a mi papá que jamás dejará de desear que un buen día yo pare de crecer. Incluso ahora, que tengo arrugas y oculto mis canas. Miro hacia abajo y veo cinco líneas de luz, cada una dividida en siete puntos incandescentes. Es mi vida, luminosa. Que los cumpla feliz. Al otro lado de la mesa, mis hermanas. Hermosas, crespas como siempre. La ventaja de ser tanto menor que ellas es que en días como este me siento tanto más joven. Mis sobrinos hace rato dejaron de creer que soy una adolescente. Espero que se porten mejor que yo a los doce y a los dieciocho. Mucho mejor. Yo podría haber sido más comprensiva, tener más compasión. Que los vuelva a cumplir. Una mano muy pequeña sostiene mi mano derecha, fuerte. Una mano más grande sostiene la izquierda, fuerte también. Es mi familia. La mía. Que los siga cumpliendo, hasta el año tres mil. Cierro los ojos y trato de pensar en un deseo. Todos están aquí. Y mi vida es, en una palabra, luminosa. No necesito más. Soplo las velas. El flash de una cámara me ciega momentáneamente. Una sonrisa se apodera completamente de mi boca. Inevitable.

35 YEARS OLD

Happy birthday. Every one is here. Less than a few years ago, but more than the average people have. At any age. Making friends was always an instinct for me. A genetic trait. To you. A smile starts to take over my mouth. Inevitably. Everyone sings out of tune, somewhat intoxicated, their eyes fixated on the same chocolate cake my mom always gives me every first day of October. Even now, that I can afford it. Happy birthday. She also sings, louder than everyone, standing next to my dad who will never stop wishing for me to stop growing one day. Even now, that I have wrinkles and hide my gray hairs. I look down and see five shiny lines, each divided in seven incandescent points. It’s my life, luminous. To you. On the other side of the table, my sisters. Beautiful, curly as always. The advantage of being that much younger than them is that on days like this, I feel, well, younger. My niece and nephew no longer believe I’m a teenager. I hope they are better than me at twelve and eighteen. A lot better. I could have been more understanding, more compassionate. Happy birthday, dear Catalina. A small hand holds my right hand, tight. A bigger one holds the left one, tight also. It’s my family. My own. Happy birthday to you. I close my eyes and try to make a wish. Everyone is here. And my life is, in one word, luminous. I don’t need more. I blow out the candles. The flash of a camera blinds me momentarily. A smile completely takes over my mouth. Inevitably.

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