viernes, 18 de septiembre de 2009

COTTON HEART

Where are the lies? Where are they? It was all over the news. Some drowned in the black coffee she spat on his grave. Others where chewed up by the yellow teeth of a broken soul that had to be born again. The fast ones escaped. There is one that still echoes in the tin box where she incarcerated it. Its metallic sound makes her puke sometimes.

Loving was his urge, his urgency. He desperately wanted to love and love he did, all the pretty girls, all with the same words. Why wouldn’t he? They came out so easily, so equally full of shit. He didn’t know it, but he wasn’t ready to love. His heart was a song composed of nothing but a corny chorus. Pretty girls like corny. That he knew, so he got them all.

A Shanghai queen? Midnight in a perfect world? Kisses that bring dead vampires back to life? None of it exists, none of it is true. Then again, nothing is. You better learn to live with the facts: card castles never fall apart and broken glass doesn’t really cut. It’s all make-belief. You are born, you lie, you are lied to, and you die. That is life. Once you get it, the pain goes away. Hearts only hurt when they’re about to stop.

She was not aware of that then, so she cried. She cried for him, for an unrequited love disguised as an orange kiss. A minute of silence for her dead tears. A minute of silence and a sigh. She cried his death as well. She knew where he was going. Yes, hell is his new home. No one to talk to after movies, no books by Bukowsky, no jazz, definitely no sex. That’s fine, he can go an eternity without a piece of ass, right?

He died through his nose. Exhaled mucus and his last ounce of life. Milky, rotten life asphyxiated in a bottle of beer. A prostitute found him in the brothel’s bathroom. That, my friends, is a Kodak moment.

Now, get up. A standing ovation is in order. He thanks the Academy and his wife. Crap, he doesn’t remember her name. Has he ever known it? It starts with L… no D… or C? Wait… there’s no one sitting in his wife’s chair. He doesn’t have a wife. He’s not really holding an Oscar. Poor thing, there was no light at the end of his tunnel.

Why? You ask. Because he was bad. The bad boy doesn’t get to be loved by pretty girls with cotton hearts. Not anymore. His 16-mm dreams were reduced to pieces by angry scissors. That’s the destiny he forged for himself. He knew he didn’t deserve better. Deep down he knew, so he embraced it with sad eyes and the nostalgia of what was never meant to be. She remembers his sad eyes. She remembers and dies.

For that, fuck him. Fuck his bittersweet existence, his intoxicating words, his seductive ways. Fuck her as well. Fuck her candy lips, her stupid grin, her bones for adoring him to the marrow. Fuck them both for being so consciously deceitful and still make sense.

Cut their heads off and bring them to me on a silver platter! Make that a plastic bucket. You know what? Not her head. She is not going to die, not going to hell to keep him company. I write her fate as I speak. She will have a happy life beside a pretty boy with a cotton heart. He will taste her candy lips, redraw her stupid grin, his bones will too adore her to the marrow. He will say “I love you”, and her heart will stop. No, it won’t hurt. She found the missing lies. She found them and flushed them down the toilet.

CORAZÓN DE ALGODÓN

¿Dónde están las mentiras? ¿Dónde están? Salió en los periódicos. Algunas se ahogaron en el café negro que ella escupió sobre su tumba. Otras fueron masticadas por los dientes amarillos de un alma rota que tenía que volver a nacer. Las rápidas escaparon. Hay una que todavía resuena en la caja de metal donde ella la encarceló. Su sonido metálico a veces la hace vomitar.

Amar le urgía, era su urgencia. Desesperadamente quería amar y amó, a todas las niñas lindas, a todas con las mismas palabras. ¿Por qué no habría de hacerlo? Le salían tan fácilmente, tan igualmente llenas de mierda. Él no lo sabía pero no estaba listo para amar. Su corazón era una canción compuesta únicamente por un coro cursi. A las niñas lindas les gusta lo cursi. Eso lo sabía, por eso a todas las conseguía.

¿Una reina de Shangai? ¿Medianoche en un mundo perfecto? ¿Besos que resucitan cadáveres de vampiros? Nada existe, nada es cierto. En verdad, nada lo es. Mejor aprendes a vivir con los hechos: los castillos de naipes no se derrumban y los vidrios rotos en realidad no cortan. Todo es mentira. Naces, mientes, te mienten y mueres. Esa es la vida. Una vez lo entiendes el dolor se va. Los corazones solo duelen cuando están a punto de detenerse.

Ella no lo sabía y entonces lloró. Lloró por el, por un amor no correspondido disfrazado de beso naranja. Un minuto de silencio por sus lágrimas muertas. Un minuto de silencio y un suspiro. Lloró su muerte también. Ella sabía a dónde iba. Sí, el infierno es su nuevo hogar. Nadie a quién hablarle al final de la película, nada de libros de Bukowsky, nada de jazz, definitivamente nada de sexo. Está bien, él puede pasarse la eternidad sin un pedazo de culo, ¿no?

Se murió por la nariz. Exhaló mocos y su última onza de vida. Lechosa, podrida vida asfixiada en una botella de cerveza. Una prostituta lo encontró en el baño del burdel. Ese, amigos míos, es un momento Kodak.

Ahora levántate. Sigue una ovación de pie. Él le agradece a la Academia y a su esposa. Mierda, no recuerda su nombre. ¿Alguna vez lo ha sabido? Empieza con L… no, D… ¿o C? Un momento, el asiento de su esposa está vacío. Él no tiene una esposa. En realidad no está sosteniendo un Oscar. Pobre, no hubo luz al final de su túnel.

¿Por qué? Preguntas. Porque fue malo. El niño malo no es amado por niñas lindas con corazón de algodón. Ya no. Sus sueños en 16 Mm fueron reducidos a pedazos por tijeras rabiosas. Ese es el destino que se trazó. Él sabía que no merecía más. En el fondo lo sabía, entonces lo abrazó con ojos tristes y la nostalgia de lo que no pudo ser. Ella recuerda sus ojos tristes. Los recuerda y muere.

Por eso, que se pudra. Que se pudra su existencia agridulce, sus palabras intoxicantes, sus maneras seductoras. Que se pudra ella también. Que se pudran sus labios de dulce, su estúpida sonrisa, sus huesos por adorarlo hasta la médula. Que se pudran los dos por ser tan concientemente mentirosos y tener tanto sentido.

¡Que les corten las cabezas y me las traigan en una bandeja de plata! Mejor en un balde de plástico. ¿Sabes qué? No la de ella. Ella no morirá, no irá al infierno a hacerle compañía. Escribo su destino al hablar. Ella tendrá una vida feliz al lado de un buen niño con corazón de algodón. Él probará sus labios de dulce, redibujará su estúpida sonrisa, sus huesos también la adorarán hasta la médula. Él le dirá: “Te amo” y su corazón se detendrá. No, no le dolerá. Ella encontró las mentiras perdidas. Las encontró y las tiró por el inodoro.

1 comentario:

  1. This is my favourite piece! You sent it to me when my cotton heart was broken. Now I am writing my own happy ending. Thank you for understanding me.

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