(Quinto ejercicio de taller de escritura: contar el mismo robo desde el punto de vista de una paloma)
Estoy mamada. Claro, es que ya llevo volando desde Lourdes. Me acuerdo cuando era joven y podía irme desde la Candelaria hasta Unicentro sin parar. También tengo ganas como de cagar. Listo. Agh, no le di al man. Le hubiera a apuntado a esos viejitos que están haciendo abdominales allá. No mentiras, qué pecadito, todos viejitos. Uff, allá veo a una señora echándole arroz a otras amigas. No tengo tanta hambre pero qué importa, voy a bajar allá a ver si descanso y como un poquito. Hmm, ese man de allá se ve como sospechoso. Tiene pura cara de querer atracar a ese chino que va escuchando música en el iPod. Hola, hola chicas. ¿Cómo está la comidita? ¡Uy! ¿Esta señora está dando pancito también? Está bueno. ¡Ay! ¡Vean! ¡Vean a ese choro atracando a ese chino! Yo lo canté desde arriba. Es que yo ya me los conozco. En la Plaza de Bolívar he visto más atracos que granos de maíz, con eso les digo todo. Eso allá es caliente. ¡Ay bendito! Ese chuzo está bien oxidado. Ojalá el chino no sea bobo y le entregue todo. Esos bazuqueros son de temer. Y vea ese otro tipo pasándole ahí al lado y no hace nada. Ush, la gente sí es que es el colmo. Claro que a mí tampoco me darían ganas de ayudarle a ese chino todo emo. Ay no, qué pecadito, se puso a llorar. ¡Pilas, pilas chicas que allá viene un perro y se nota que tiene hambre! Yo mejor me abro de acá que todavía estoy lejos de Unicentro.
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