Algo que escribí con mis compañeritos de trabajo, en lo que ahora parece otra vida...
Mi mamá siempre me dijo que el amor pesa lo mismo en oro que en diamantes. En realidad nunca entendí eso, pero siempre se me viene esa frase a la cabeza cuando miro al espejo por las mañanas.
Y cuando miro al espejo me pregunto, ¿será que mi amor pesa oro o diamante? Y después me pregunto, ¿será que la gente notará que peso oro o diamante? Por ejemplo, para mí el amor de los traquetos pesa oro, claramente, el amor de los comprometidos pesará un diamante…
Pero el amor de mis amores solo tiene un peso en mi vagina, la que todos los días se llena de purito amor, el de verdad, nada de diamantes, nada de oro, no señor, puro amor puro amor, ahora bien, si vamos a medir ese amor, pues el del mío está de muy buen tamaño…
Y hay quienes dicen que el tamaño no importa, pero qué va, tengo la seguridad de que sí importa. Porque golpea más duro un bate de baseball que un barquillo de chocolate, y son más costosas y más finas las pelotas de basketball que unas sencillas canicas.
¿Será que es mi espejo el que está dañado? Ó pensándolo bien no sé si lo que me decía mi mamá era “el amor pesa lo mismo si es tu esposo o tu amante” la verdad siento un vacío en el estomago cuando pienso en esto, ya no solo lo pienso en las mañanas, se me ha vuelto una cosa de todo el día, mientras desayuno, almuerzo, ceno, y cuando voy al baño veo los diamantes y en la repisa del baño las fotos de mis amantes.
Pero en realidad la pregunta sería: ¿cuánto dura el amor? Y el espejo me dice: Hasta la eternidad, que en verdad es solo un instante, que hace que mi corazón palpite y así pueda seguir viviendo un segundo más.
Tic tac, tic tac. Así oigo mi corazón, como una bomba nuclear en una cuenta regresiva de palpitaciones. Esa vida que se me va entre oro y diamantes y espejos y amantes que me hablan y me hacen dudar. ¡Bum! Será que cuando explote mi corazón nuclear, ¿me muero o resucito?
Tic tac, tic tac, eso me hizo recordar ese delicioso dulcecito, que delicia la acidez de la primera chupadita, y que lástima que es cuando se desaparece, así es el amor, el placer y todo lo bueno, como la canción todo lo que empieza tiene un final, ¡ojalá que pronto termine este cuento!
Sabadibaduda Sabadibaduda y de nuevo lo que me gusta a mí, en Barranquilla y en Cartagena, hola que tal cómo te va… eso me lo enseñó una canción de mi adolescencia y lo repite mi amiga en mi ausencia…
Tamaños, vaginas, chupaditas, diamantes, oro, bombas, comidas, esposos, amantes, diamantes, traquetos, Cartagena, Barranquilla… Me falta Girardot para sentirme dentro de una trama de violencia y narcotráfico…
Sabrahyn Mustresti Santrafu Camaraun Triqui Wuki Snati Miti. Ni siquiera las palabras mágicas que me enseñó mi gerente espiritual en este momento me ayudan, me siento agotada con el fango en la cabeza y el agua dentro de mis orejas, pasan peces frente a mis ojos y me saludan, me dicen que vienen de Honda y traen un saludo de mi amigo que está en Girardot.
Lo único que hace que toda esta patraña se me olvide es el agua, porque hace que todo lo que no necesito se caiga, incluyendo el oro falso y las piedras que parecen diamantes, para harceme entender que estamos hechos de barro y la vida nos moldea a su manera.
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