NO ES COMO EN LOS SUEÑOS

Los besos no detonan orquestas de violines. Tampoco alteran la velocidad del tiempo. El amor no es una caja de chocolates en forma de corazón. Ni se convierte en mariposas al entrar al estómago. Las dietas no son sinónimo de delgadez. Mucho menos de belleza. La educación no garantiza un futuro exitoso. El talento tampoco. El dinero no compra la felicidad porque la felicidad no tiene precio. Me pregunto por qué entonces cuesta tanto su ausencia. Ya lo sé. La realidad, señoras y señores, es rotundamente diferente a los sueños. Todos abrimos los ojos con sorpresa. Todos suspiramos al unísono. Todos lloramos desconsolados. El pánico se apodera del auditorio. ¡Qué injusto! La vida debería ser como la planeamos, como tantas veces la imaginamos. ¿Es mucho pedir? No. Ellos prueban lo contrario. Ellos, a quienes se les hacen realidad los sueños. Todos nos mordemos los labios. Todos sentimos ganas de vomitar. Todos lo hacemos. La ira se apodera del auditorio. Y mientras todos seguimos agachados, con la cabeza entre el retrete y el rabo entre las piernas, me paro y me salgo de mí misma. Ahí estoy, de rodillas, devolviéndole mi rabia al mundo. Y no me gusta lo que veo y me preocupa lo que veo y quiero cambiar lo que veo. Entonces sobrevuelo mi pasado y observo que mi realidad fue, de hecho, diferente a mis sueños. Pero no peor. Y sobrevuelo mi futuro y observo los sueños que, de hecho, serán diferentes a mi realidad. Pero no peores. Y sobrevuelo mi presente y sonrío. Porque tengo besos y tengo amor y tengo belleza y tengo éxito y tengo felicidad. Y mi realidad es, de hecho, rotundamente diferente a mis sueños. Pero es, de hecho, mejor.

DIFFERENT THAN DREAMS

Kisses do not detonate violin orchestras. They do not alter the speed of time. Love is not a heart-shaped box of chocolates. And it doesn’t turn into butterflies when it enters the stomach. Diets don’t always translate into slimness. Much less into beauty. Education does not guarantee a successful future. Neither does talent. Money cannot buy happiness because happiness does not have a price. I wonder then why is it that being happy without it proves so difficult. I know! Reality, ladies and gentleman, is absolutely different from dreams. We all open our eyes in astonishment. We all sigh at the same time. We all cry inconsolably. Panic takes hold of the auditorium. How unfair! Life should be like we planned it, like we imagined it so many times. Is that too much to ask? I don’t think so. They prove otherwise. Them, the ones whose dreams come true. We all bite our bottom lips. We all feel like throwing up. We all do. Rage takes hold of the auditorium. And while we are all on our knees, head deep in the toilet, I stand up and step out of myself. There I am. Giving my anger to the world. And I don’t like what I see and it worries me what I see and I want to change what I see. So I overfly my past and I see that my reality was, in fact, different from my dreams. But not worse. And I overfly my future and I see the dreams that will be, in fact, different from my reality. But not worse. And I overfly my present and I smile. Because I have kisses, and I have love, and I have success, and I have happiness. And my reality is, in fact, completely different from my dreams. And that is, in fact, better.